La impresión 3D se remonta desde los años 80 donde el inventor japonés Hideo Kodama fue pionero en esta tecnología llamada “XYZ plotter”.
Al pasar los años, precisamente en los inicios de la pandemia del COVID-19, se generó un interés masivo en la compra de las impresoras 3D, ya que, de alguna manera, había que reinventarse para generar nuevos ingresos.
Esto, llevó a que los precios de los equipos, complementos y sobre todo los insumos bajaran los precios. Por otro lado, las bibliotecas de modelos 3D para distintos usos y así poder llegar a todos quienes querían explorar con esta tecnología que de a poco fue ganando el interés de diversas áreas, como por ejemplo poder desarrollar esta misma tecnología en la construcción.
En marzo de este año, el Centro Tecnológico para la Innovación, CTEC, organizó el seminario “avances de la construcción impresa en 3D”, instancia donde se abordó el desarrollo local de esta tecnología a través de proyectos funcionando en la industria local.
Es por esto que, Rodrigo García, académico e investigador de la Universidad del Bío-Bío, resalta que es posible resolver temas estructurales dentro de la impresión 3D, considerando capacidades antisísmicas para la vivienda chilena, con el fin de poder desarrollar estas estructuras de manera industrializadas, con un menor costo en la fabricación y mejoras en los costos de manufactura. Sin dejar de lado la construcción de una vivienda, mejorando sus materias primas, minimizando la generación de residuos y por, sobre todo, fomentando la economía circular.
Por otro lado, la construcción de viviendas con esta tecnología (extrusión de cemento con elementos reciclados, con huella ecológica) no necesariamente puede confeccionarse en taller, fabricando cada una de sus partes, sino también directamente en donde se piensa utilizar.
Esta vivienda implementa un sistema de mejoras en los tiempos actuales de confección de una vivienda básica de 60mt2 en masa, teniendo como objetivo cumplir con los estándares de calidad para poder habitar un lugar como este, desde su resistencia, condiciones térmicas, adaptación climática, eficiencia energética, normativas y poder pasar por un proceso de diseño personalizado, dejando de lado las diversas terminaciones o detalles mínimos que se necesitan para habitad.
Hoy no hay valores estándares para poder adquirir este producto, ya que esto aún es un prototipo (en estudio) por lo tanto debemos esperar hasta que todo lo mencionado anteriormente esté 100% resuelto, ya que la intención es bajar los costos y que sea accesible para todos y en especial un nuevo recurso de emergencia para las diversas situaciones meteorológicas que afectan a nuestro país.
Esta nota La apuesta de la impresión 3D en el sector inmobiliario apareció primero en El Dínamo.
Al pasar los años, precisamente en los inicios de la pandemia del COVID-19, se generó un interés masivo en la compra de las impresoras 3D, ya que, de alguna manera, había que reinventarse para generar nuevos ingresos.
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Al pasar los años, precisamente en los inicios de la pandemia del COVID-19, se generó un interés masivo en la compra de las impresoras 3D, ya que, de alguna manera, había que reinventarse para generar nuevos ingresos.
La impresión 3D se remonta desde los años 80 donde el inventor japonés Hideo Kodama fue pionero en esta tecnología llamada “XYZ plotter”.
Al pasar los años, precisamente en los inicios de la pandemia del COVID-19, se generó un interés masivo en la compra de las impresoras 3D, ya que, de alguna manera, había que reinventarse para generar nuevos ingresos.
Esto, llevó a que los precios de los equipos, complementos y sobre todo los insumos bajaran los precios. Por otro lado, las bibliotecas de modelos 3D para distintos usos y así poder llegar a todos quienes querían explorar con esta tecnología que de a poco fue ganando el interés de diversas áreas, como por ejemplo poder desarrollar esta misma tecnología en la construcción.
En marzo de este año, el Centro Tecnológico para la Innovación, CTEC, organizó el seminario “avances de la construcción impresa en 3D”, instancia donde se abordó el desarrollo local de esta tecnología a través de proyectos funcionando en la industria local.
Es por esto que, Rodrigo García, académico e investigador de la Universidad del Bío-Bío, resalta que es posible resolver temas estructurales dentro de la impresión 3D, considerando capacidades antisísmicas para la vivienda chilena, con el fin de poder desarrollar estas estructuras de manera industrializadas, con un menor costo en la fabricación y mejoras en los costos de manufactura. Sin dejar de lado la construcción de una vivienda, mejorando sus materias primas, minimizando la generación de residuos y por, sobre todo, fomentando la economía circular.
Por otro lado, la construcción de viviendas con esta tecnología (extrusión de cemento con elementos reciclados, con huella ecológica) no necesariamente puede confeccionarse en taller, fabricando cada una de sus partes, sino también directamente en donde se piensa utilizar.
Esta vivienda implementa un sistema de mejoras en los tiempos actuales de confección de una vivienda básica de 60mt2 en masa, teniendo como objetivo cumplir con los estándares de calidad para poder habitar un lugar como este, desde su resistencia, condiciones térmicas, adaptación climática, eficiencia energética, normativas y poder pasar por un proceso de diseño personalizado, dejando de lado las diversas terminaciones o detalles mínimos que se necesitan para habitad.
Hoy no hay valores estándares para poder adquirir este producto, ya que esto aún es un prototipo (en estudio) por lo tanto debemos esperar hasta que todo lo mencionado anteriormente esté 100% resuelto, ya que la intención es bajar los costos y que sea accesible para todos y en especial un nuevo recurso de emergencia para las diversas situaciones meteorológicas que afectan a nuestro país.
Opinión | El Dínamo